River y su presente

Para no seguir pegandole a Boca, a Messi y a DAM, acá dejamos lo que publicó La Nación del partido de ayer en River.
Lo que vimos,muy poco pareció mas de lo de siempre y lo que escuchamos por radio, también.
Aunque en RP parecía que la interna política había terminado, los hechos indican que está latente y quienes perdieron con DP no se sienten derrotados y piensan dar pelea aun a costa incendiar el club...¡como en Boca!

En el monumental, tolerancia cero
por Damián Cáceres de LA NACION

Será cuestión de entender que en River los estados están alterados. Se acabó la paciencia y los hinchas se manifiestan en contra del equipo de todas las formas posibles. Una pésima campaña y un promedio que adelgaza considerablemente hacen que el aire sea cada vez más denso en Núñez. Otra vez con pintadas amenazantes contra el plantel que dirige Leonardo Astrada. Sólo Ariel Ortega, y en menor medida Matías Almeyda, estuvieron inmunizados para la ira millonaria, que nuevamente se fue del Monumental con la cabeza gacha con el dolor de una nueva derrota.
Fue una jornada extremadamente tensa. El fastidio de los hinchas se manifestó, otra vez con pintadas intimidatorias. Habían recriminado la actitud del equipo después de perder el superclásico con Boca, con frases como: "Pongan huevos" y "Esto es River, muertos". Pero ayer el tenor del mensaje fue mucho más peligroso, porque por la avenida Udaondo se llegó a leer: "Jugadores están muertos" y "Ganen o mueren". Incluso, sobre la avenida Figueroa Alcorta las amenazas tenían la misma carga de violencia: "Jugadores cuiden a sus familias" y "Passarella bostero". Todas estas leyendas fueron cubiertas con pintura por los empleados de la entidad millonaria.
Lo curioso que toda esa hostilidad que había fuera del estadio no se advirtió de la misma manera adentro, hasta que Newell’s convirtió el gol que le dio la victoria. Incluso, no se escucharon insultos en el comienzo del encuentro y Ortega quedó en el centro de la escena en el día del regreso al equipo. Los Borrachos del Tablón corearon el nombre del Burrito y el jujeño respondió con una mano en alto y la otra sobre su corazón. El idilio de siempre y un rato de relax para Astrada y el resto de sus muchachos. Es más, tras el primer tiempo bajaron tímidos unos aplausos desde la exigente platea San Martín.
Pero claro, todo cambió abruptamente cuando la carambola de Achucarro superó a Vega. Apenas pasaron unos minutos desde la conquista de Newell’s y todo ese maquillaje que ofreció la presencia de Ortega se borró por completo. Comenzaron los reclamos de actitud y esos pedidos que imploran que los futbolistas comprendan que visten la camiseta de River.
Tan tenso se volvió el clima ante el escenario de una nueva derrota en su casa que los hinchas hasta se fastidiaron cuando salió Canales e ingresó Funes Mori. El joven centrodelantero quedó en el ojo de la tormenta y recibió una lluvia de silbidos en cada acción en la que las cosas no le salieron demasiado bien.
Los nervios de los hinchas fueron en ascenso y cuando se consumía el encuentro se pronunciaron masivamente con lo que parece un hit de protesta en el fútbol argentino: "La camiseta de River se tiene que transpirar, y si no, no se la pongan, váyanse y no roben más".
El final del partido decretó el comienzo de los insultos. Fue otra jornada en la que se pudo advertir a varios hinchas cuasi enajenados pidiendo otra actitud de sus jugadores y apelando al nombre de Ortega, un poco por reconocimiento al jujeño y como mensaje de disgusto para con el entrenador Leonardo Astrada.
Está claro que en Núñez fue una noche de tolerancia cero.

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