Algo de futbol y algo de lo otro...

Ya hemos dicho que en estos días poco pasa en el futbol y que lo que sucede tiene mas de invento de los interesados en que el negocio no cierre por vacaciones, que de hechos reales acontecidos.
El futbol de verano es un producto perecedero desde donde se lo mire.    Aca hemos traido un par de comentarios aparecidos en Canchallena que presentan dos asuntos interesantes : El sub-20 que apenas comentado trae a la rastra el manejo de selecciones que a su vez lleva a discutir sobre la AFA y el ¿hasta cuando? que la mayoria se pregunta y nadie contesta.

El otro asunto tiene que ver con el juego y plantea el uso de un jugador que enlace las funciones de quite y recuperacion de pelota, de defensa, con las  funciones de creacion y generacion de juego, de ataque, o sea lo que llamamos el "enganche".
Como plantea Mauri, RD y CB apuestan por esta funcion. Pero tambien lo hacen Pizzi y Gallego y en otros formatos Gareca, Gorosito, etc.
Podrá discutirse y hablarse de pros y contras al respecto pero si el plantel dispone de un jugador que sea capaz de aportar eficientemente esa funcion, pocos son los DTs que se niegan a utilizarlos. Resuelven montones de problemas o planificacion preliminares soportados en la claridad de decision del conductor ante cada jugada.

Tambien queremos reconocer y declarar publicamente que aquella resistencia y juicio critico frente a los comentarios sosos y vacíos de contenidos de Niembro la hemos superado y se ha transformado hoy por hoy en repugnancia.
Es tal la falta de decoro en su bajada de linea, es tal su descarada campaña contra Bianchi (como lo fue contra JRR), es tal su  decidida promocion partidaria de la peor derecha de la politica argentina, que hemos debido bajar el volumen para que las nauseas que nos genera este renacuajo (con perdon de los batracios) no nos indujera el vomito impidiendonos seguir los entrenamiento televisados.
Debemos decirlo por si alguno aun no lo ha notado, LQS estamos seguros que Niembro es un reverendo canalla, cagador y falto de etica.
Todo por no poner un hijo de mil putas.
Hecha la catarsis, van las notas.
Sepannos disculpar
LQS

Ezeiza ya no puede ser un club de amigos por C.Grosso

La selección no es un espacio de caridad ni un lugar para hacer beneficencia. Pero en la AFA no comprenden que demanda excelencia. Y las categorías menores reclaman expertos, especialistas que vivan para los juveniles. Hace unos días, Humberto Grondona, desde su cargo de subdirector de selecciones, asumió que a los integrantes de la Generación del 86 se los convocó para comprar su silencio. Es decir, para que no pudieran reclamar falta de oportunidades. Ese fue el criterio de elección, no las aptitudes para desarrollar la función. Triste. 

La imposición de los campeones de México para pagar antiguas promesas resultó un impulso afiebrado. Las divisiones promocionales necesitan artesanos, formadores que sientan la tarea como el máximo objetivo de sus carreras, no como una escalera hacia alguna postulación. Porque con los chicos no se trata de dirigir, sino de enseñar, educar. Desde hace años, nadie está a la altura del rastrillaje y el conocimiento que exige el cargo. Porque, además, hay que saber apartarse de los flashes. 

En Mendoza se acaba de agigantar la debacle. Ocurrió de nuevo (ya en 2009, aquella Sub 20 no se había clasificado para su Mundial), una reincidencia inadmisible. El dolor por las frustraciones no sería tan cruel si en realidad no estuviese evidenciando el deterioro estructural. 

Se atropelló el sentido común cuando en 2007 la AFA decapitó los ciclos de Pekerman-Tocalli. Grondona padre decretó una refundación inútil. Se borraron años de admirable gestión para inaugurar una regresión que tuvo una única virtud: se las ingenió para ser cada vez más profunda. Este cachetazo aparece puntual para exponer que el desmoronamiento es absoluto. En varias oportunidades se alertó del inmenso retroceso, pero por estas horas ya todo se escapó de límites tolerables. De aquel reinado al hundimiento. No pueden disimular más nada los que orquestaron este descalabro. 

Bianchi y Ramón rescatan al enganche por C.Mauri

Decidir jugar con enganche es algo más que llenar el casillero de una formación. Significa definirse por un estilo, por una manera de organizarse para darle salida a la pelota y empezar a elaborar el juego de ataque. Es casi una declaración de principios que le reserva un espacio residual al recurso del pelotazo que saltea las líneas del equipo. El enganche está para minimizar esa variante y optimizar el pase, la asociación, el respiro en los momentos de ahogo, interpretar los diferentes tiempos que tiene todo partido. 

Es una función muy exigente y de alta responsabilidad. Hay pocos jugadores capaces de cumplirla. Y muchos técnicos, entre la ausencia de especialistas y el diseño de tácticas más cautelosas, la fueron eliminando de sus esquemas. La muerte del enganche es una vieja noticia que cada tanto es desmentida por algún caso de resurrección. 

Los últimos en exhumar al enganche son, nada menos, que Carlos Bianchi y Ramón Díaz. Ambos desembarcaron con esa apuesta ambiciosa, que por ahora está en una nebulosa en lo relativo a sus intérpretes. Una preferencia que los diferencia de Falcioni y Almeyda. 

Más de un plan se le hizo trizas y más de una lágrima no se le debe haber secado aún al Virrey cuando Riquelme le dijo que su retiro de Boca era irreversible. Se quedaba sin su as, sin el futbolista más cerebral no sólo de su plantel, sino también del fútbol argentino. Mientras traga saliva por la ausencia de Román, Bianchi va por la opción de Leandro Paredes, al tiempo que advierte que sus 18 años son por ahora muy pocos para un puesto en el que la sabiduría y la experiencia representan todo un valor. Bianchi, de sus dos ciclos anteriores en Boca, ya sabe que como Riquelme no hay ninguno. Lo comprobó cuando intentó reemplazarlo con La Plaglia, Equi González, Omar Pérez, Walter Gaitán, Pandolfi, Caneo. 

Ramón Díaz disfrutó de calificados N° 10: Gallardo, Aimar, D'Alessandro; a veces lo retrasaba un poco a Ortega por detrás de dos delanteros. Éstos son tiempos de menos calidad técnica y mayores penurias económicas para contar con individualidades de ese calibre. Los dirigentes ni siquiera pueden darle el gusto al Pelado de traer a Fabbro, un enganche de tranco lento, tiempista y buena pegada. Con 30 años, el volante de Cerro Porteño surgido de las inferiores de Boca tiene el aprendizaje y el lomo curtido que les faltan a Lanzini, Mauro Díaz y el pibito Tomás Martínez, que mostró atrevimiento y audacia para aprovechar la oportunidad contra Independiente. Pero son ensayos de verano que no están pensados para sobrellevar todo el peso del semestre. Se acerca la competencia oficial y Bianchi y el Pelado tienen el enganche en la cabeza, pero todavía no lo ven en la cancha.