De jugar se trata

El comentario de Comandante en la nota de Dante me hizo pensar respecto a la diferente lectura que un mismo hecho genera en cada uno que lo interpreta.
Comandante resaltaba que veía "cientos de horas de "trabajo" táctico, posicionamiento y rotación".
Yo, realmente, no me animo a negarlo en forma contundente, pero...

Cuando veo el juego del BFC, yo siento, yo creo, que se notan más las cientos de horas de juego en común, de intento de toqueteo, de integración a un estilo, de rotación, de marca sin golpe, de solidaridad futbolística general, de falta de egoísmo en cada jugador que está en la cancha, desde la 9na, en 8va y en cada división que estos pibes han transitado.

Horas de for-ma-ción en una manera de entender el juego, en un concepto, en una filosofía, en una identidad, en "la suya".
Horas de enseñanza, de aprendizaje del placer por el juego, por el toque, de disfrute de la tenencia de la pelota, sin subordinarlo al resultado.

Sin verticalidad obsesiva, ni búsqueda frenética del arco rival.
Los caballos delante del carro.
Me parece que no es trabajo…es escuela

La vinculación entre este intento de juego catalán y el "lirismo" pregonado o discurseado por estas tierras es directa.

Se habla de lo mismo.
La diferencia con el BFC es que allá lo practican, acá lo perdimos, entonces lo conversamos.

Que la “prensa mediocre” (concepto al que adhiero) lo haya “berretizado” no es casual. Forma parte de la descalificación que promovió el resultadismo por encima de la estética.
Lo resume la frase de la joven estrella graduada en esa escuela “si quieren ver espectáculo, vayan al teatro”.

Por eso yo no creo que la dicotomía entre bilardismo y menotismo sea tan falsa.
Al menos no lo es como resumen general de identificar dos propuestas enfrentadas, dos maneras de entender este asunto en lo teórico.

Después, es claro que llevar a la práctica el bilardismo ( o cappellismo, o el mourinhismo o …) es más fácil que llevar a la práctica lo que pregona Cappa o Cruyff.
Para lo primero alcanza con un centro, un cabezazo, un gol y un travesaño reforzado que aguante los 11 colgados.
En esa escuela filosófica, todavía hoy se jactan de que EDLP así “casi le gana” al BFC.

Menotti, en estos pagos, ha sido un teórico de la otra escuela.

Por eso el BFC llevó a Menotti y no a Bilardo.
Si es cierto que Menotti es un teórico de boliche que encontró casualmente, un grupo de jugadores que practicó por un tiempo esta filosofía de buen juego y después nunca más supo cómo volcarlo en una cancha.
Porque es imposible repetir algo que no se logra con la tarea, ni decisión de un solo tipo.

No alcanza con voluntarismo.

"La suya", la del BFC o España (y alguna vez la nuestra) se construye con la coherencia de búsqueda transversal durante varios años y en todos los niveles, de ese estilo, de esa filosofía, que prioriza lo estético, lo ético, lo lúdico, frente al resultado.

El River de Didí-Labruna no fue solo una idea/decisión de un par de tipos.

Se encontraron jugadores surgidos de una escuela consecuencia de años de coherencia y que venían intentando hacer eso desde pibes.

O Menotti en Huracán. Lo mismo el Boca de Dominguez, o los equipos de Pastoriza o de Basile.
Equipos argentinos post-resultadismo que fueron producto del encuentro fortuito de algún DT “lirico” con algunos de los últimos exponentes de nuestra escuela.
Cappa, Peckerman, son continuadores de esas intenciones pero con menos oportunidades de encontrar intérpretes y con más contra para evitar que lo logren.

Aquellas fueron las últimas generaciones formadas en esa escuela, en “la nuestra”.
Porque la escuela, la estructura ya ha sido destruida.
Ahora los hacen “carrileros”, “polifuncionales”, les piden que sean obedientes y “con actitud”.
Tanto que ayer Basedas, hablando del BFC y este partido, decía que si tenía que elegir un jugador se quedaba con Puyol!!! Por actitud, por compromiso.
Ahí está, en ese discurso, la confusión generada por el picapedrismo comercial en estos pagos.

El resultadismo iguala para abajo y “es lo mismo un burro que un gran profesor”.
Entonces pasan a ser importantes los planteos, las ideas tácticas, “el trabajo” y las figuras de los Bilardos, los Zubeldías, Mourinhos, etc.

Si se dispone de un grupo de pibes que quieran JUGAR, que juegan a lo mismo desde chicos, que ven que los mayores intentan eso aún cuando “pierdan”, podes poner a cualquiera de DT. Al más viejo, al que ya no juega, como Guardiola, total la música está en el alma de los intérpretes, no en la partitura que les alcanza el director.
Y el director, entonces, pasa a ser secundario.

Por eso, por la pérdida de protagonismo propio, los resultadistas promueven las partituras por encima de los intérpretes.
No es casual que a partir del advenimiento del resultadismo como objetivo primario y casi único, las posibilidades de encontrar camadas de cracks que interpretaran el mismo gusto por el juego, tal como aparecían en otra época, se diluyeran.
Solo aparecen cracks sueltos, uno o dos por promoción y en equipos alternados.
Acá se combatió la escuela futbolera propia (“la nuestra”) para promover los negocios, igualar para abajo y darle oportunidad a un montón de mediocres que en un contexto de calidad entrarían a la cancha solo a cortar el pasto.

Antes, cuentan y no hay porque no creerlo, se podían armar varias selecciones. Una con la delantera de Independiente y otra con la de River o Racing o mechando un par de jugadores de Boca o Vélez o Huracán. Y así se hacía.
Casualmente el modelo español.

Vistoso, de buen juego, y consecuentemente (no prioritariamente) ganador.

Por todo esto desconfío que el juego del BFC sea producto del trabajo.
Quizás las palabras que me parecen mas apropiadas sean dedicación, convencimiento, coherencia en la búsqueda de una intención estética por encima de la comercial o efectista.

Juego antes que resultado.
Y no al revés como quieren hacernos creer.