Culos sucios

La nota de abajo relata lo que pasó ayer en la cancha de Boca, en el partido a puertas cerradas entre SLA y Velez.
Como dice el título de la nota de Damián Caceres en Canchallena, dá VERGUENZA.

Es fácil hablar de violencia, victimizarse como hacen los dirigentes o hacerse los giles como el periodismo...total la culpa es de los negros delincuentes que forman la barra brava.
Los negociados del estacionamiento, la transa de droga, la venta de entradas truchas, etc. son las motivaciones de los barras y las excusas de los demás.

¿Cuál es la excusa de la "dirigencia modelo de Velez"como la llaman sus amigos del periodismo o la de SLA respecto a esta burrada?
¿Quien puede decir que tiene el culo limpio en este tema?

La solución está al alcance de una sanción que suspenda la afiliación de los dos clubes en su participación en los campeonatos oficiales por un par de años y les permitan reafiliarse en la B.

Si en la AFA se ponen los pantalones, a los barras de las CD, del periodismo, de la popular y de la platea los segregarán la gente que quiera ver futbol.
Y si no son (somos) capaces de expulsarlos de cada club, estará bien que ese club no participe. Será que ellos somos nosotros.
La primera responsabilidad de la existencia de estos tipos le cabe a la indiferencia de los demás.
Y los demás somos todos.

VERGUENZA
.....Insólitamente el clima estaba espeso. No por la llovizna y humedad reinante en la Ciudad, sino por las nuevas declaraciones cruzadas que antenoche habrían llegado al límite, cuando en la AFA las dirigencias se habrían tomado a golpes de puños. Con todo ese combo, de a ratos, el partido pasó a un segundo plano. Situación reflejada en los estrictos controles en los accesos y en la ubicación tanto de la prensa como de las comisiones directivas, que podían llevar cada una a 30 personas.

¡Para evitar más violencia hubo que separar a los dirigentes! Los de Vélez, en la platea central, arriba del palco oficial. Y los de San Lorenzo en dos cabinas de transmisión. Lejos una de la otra para evitar que el grotesco de la noche anterior se repitiera. Un bochorno que genera indignación. Además de ellos, los directivos, sólo estaban los representantes de los medios de prensa. ¡Allí también hubo que tomar precauciones! El sector de pupitres se dividió en tres. De un lado, los periodistas partidarios de San Lorenzo, en el medio la prensa nacional (entre ellos La Nacion) y del otro, la prensa afín al Fortín. Hasta ese punto hubo que tomar medidas de seguridad, que en los accesos cuidaban con estricto recelo cada pase, cada credencial. Daba vergüenza ajena.

Los gritos que se escuchaban provenían de los dirigentes. Algunos exaltados, con rabia contenida. Claro... sin público esas voces relucen y no quedan camufladas. Como la del presidente de Vélez, Fernando Raffaini, que reclamó con vehemencia cada fallo de Sergio Pezzotta y con furia visceral festejó el gol de Santiago Silva. A partir de allí, la irritación se apoderó del sector de prensa, donde el primer tanto velezano encendió la mecha de un conflicto latente. Un periodista partidario del conjunto de Liniers gritó el gol con gestos desafiantes hacia los de San Lorenzo, que no tardaron en responder. Con el tanto de Augusto Fernández ya todo fue ira y confusión. Gritos, insultos, amenazas y escupitajos. Un papelón que se aquietó sólo con la intervención policial.

El jefe de seguridad del estadio de Boca, Pedro Santa Eugenia, recibió golpes al intentar evitar que la situación fuera aún más caótica y lamentable. Mientras se retiraba, un vocal de Vélez espetó: "La culpa es de San Lorenzo. Sabían que esto iba a pasar".

Pero eso no fue todo. En la página oficial de Vélez, hubo más burlas: "Te gano donde quieras", pusieron con una foto de Silva. Todo esto pasó ayer. En la Bombonera, en los clubes. Después una muerte...

Un hincha de vélez con acceso VIP

Previo al encuentro, un barra de Vélez aprovechó una falla en los controles de acceso ingresó a la cancha de Boca. Pasó al sector de plateas con el catering que se brinda en el entretiempo. Ángel Caggiano, alias el Gato, fue descubierto y retirado del estadio para labrarle un acta de contravención. Según pudo saber La Nacion, no habría sido el único hincha presente en la Bombonera.