Estas serán un conjunto de 3 partes de un solo escrito donde cronológicamente se tratará de resumir la historia política de Boca en estos últimos 15 años.
La nota, pese a la inevitable e indisimulable toma de posición personal, trata de ser objetiva en la descripción de los hechos, y si hacen caso omiso de los calificativos usados con los periodistas, todos merecidos y hasta benévolos, podría decirse que es imparcial.
Está basada en lo que releí en estos días, de crónicas escritas en distintos momentos en Página 12, La Nación, Clarín, Olé, varios blogs, la web oficial de CABJ y mi opinión sobre los hechos y personajes. Disculpen la extensión. Salute. KK
Ameal está timoneando el barco. Sus dotes de marinero son al menos dudosas. Pero, ¿cómo llegó hasta aquí?
Todo comenzó cuando desde el macrismo, se impugnó a Digón, justamente por no presentar a término los avales. Pompilio se autoproclamó presidente sin elecciones (no las había desde 1999) pero sus propios avales también eran discutibles. Allí apareció Ameal. Recordemos. Cuando Macri asumió en el 95 reformó el estatuto del club: limitó la reelección del presidente y el vice a un período en la seguridad que saltaría a la intendencia más pronto de lo que después sucedió. También incluyó una cláusula que exigía a los futuros candidatos a presidente y vice del club, que avalaran su futura gestión con el 10% del patrimonio neto de la institución, todo con aprobación de la Asamblea de Socios. Luego de triunfar con holgura en las elecciones de 1999, en el 2003 Macri se presentó a su re-reelección pero no hubo comicios porque Digón fue impugnado por la Junta Electoral por no tener los avales necesarios para acceder a la candidatura. Así, Macri-Pompilio extendieron su mandato sin preguntarle a las urnas.
A Macri la derrota en la ciudad le había dejado, como única alternativa a sus sueños de protagonismo público, mantenerse en el sillón de Boca y seguir en la vidriera política aún desconociendo los estatutos reformados en su gestión.
Ante esta “ilegalidad” , la oposición presentó un reclamo pidiendo la impugnación de la candidatura de Macri. La IGJ le hizo lugar, pero la Cámara Civil porteña dijo que Macri se encontraba habilitado porque los dos períodos que estipulaba el estatuto, debían computarse sin contar el primero, que fue cuando se reformó el reglamento del club. Un argumento demasiado similar al que esgrimió Menem cuando quería alcanzar su segunda reelección en el 99.
Esa decisión derivó en un pedido de juicio político para los jueces Degiorgis, Molina Portela y Moreno Hueyo. Los dos últimos renunciaron tiempo después de aquel pronunciamiento. Degiorgis fue acusado ante el Consejo de la Magistratura, además de por mal desempeño, por “cohecho” en un caso por una sucesión millonaria. Cuando estaba al borde de la destitución, Degiorgis también renunció y evitó el juicio político. Así llegan Macri y Pompilio, indisimulable partícipe y cómplice de estos enjuagues turbios, al 2007, nuevo año electoral en Boca.
Esta vez, Macri gana en la ciudad y le cede su lugar a Pompilio con quien a pesar de las peleas que tuvieron, hombres de negocios al fin, vieron que en una ruptura era más lo que tenían para perder que para ganar y se pusieron de acuerdo.
Las elecciones estaban acordadas para diciembre y de nuevo se volvió a impugnar al candidato de la oposición, por no disponer a tiempo de los avales. Así, con el mismo procedimiento usado por Macri, otra vez sin elecciones, Pompilio se autoproclamó presidente del club.
Pero los avales presentados por el propio Pompilio y los integrantes de su lista se habían formalizado fuera del término correspondiente, y los documentos no contaban con la firma de los directores, lo que los tornaba aún más irregulares.
Sumado a esto, Pompilio iba por su cuarto mandato, ya que había sido vicepresidente en los tres anteriores, lo que lo inhabilitaría para ser titular de Boca, según el artículo 60 del Estatuto.
Esto ya era sabido por Macri antes de irse del club, por eso fueron tan duras las discusiones por el puesto de vicepresidente 1º, quien sería el que se quedaría con el cargo de presidente, si prosperara la inhabilitación por el artículo 60 que impugnaría sólo a Pompilio y no sería necesario llamar a elecciones.
Según distintas versiones, había tres listas que se postularían para las elecciones que se llevarían a cabo a mediados del 2008. Una de ellas, con el apoyo de Macri, presentaría como presidente a Carlos Ben, secretario de Medios de la Nación, acompañado por José Beraldi como vicepresidente y se decía que DAM iba a ser el "gerente deportivo".
La segunda lista estaba encabezada por Pompilio, con el acompañamiento de Crespi y Buzio.
Y la tercera, ya como decidida oposición, postulaba a Digón, a quien se lo vinculaba con Bianchi.
Ante la posibilidad cierta de dispersar el voto oficialista y exponerse a una derrota y la consecuente revisión de las cuentas, luego de los fuertes encontronazos, Macri retiró su lista e impuso a Ameal como vice 1°, el puesto clave si Pompilio era inhabilitado después de asumir, y a casi todos sus secuaces en el resto de la lista.
Así el oficialismo se presentó con la fórmula integrada por Pedro Pompilio y Jorge Amor Ameal y completaron la lista el empresario Oscar Vicente (ex directivo de la empresa Pérez Companc), Daniel Angelici (hombre de confianza de Mauricio Macri), los dirigentes Juan Carlos Crespi, Carlos Ben y José Beraldi, entre otros. Ahí aparece nuevamente Ameal como figura conciliadora en la pelea.
Ameal se había iniciado en la política de Boca, en la agrupación Boca “La Causa”, fundada entre otros por Luis Conde en el 79. En la intervención al Club sucedida en los 80, Ameal estaba en la Comisión Directiva que se formó como gobierno de unidad para rescatar al club de la casi quiebra, aunque se retira junto a otros por disidencias con el presidente de turno. Es oposición de Alegre-Heller en la elección del 86 y vuelve como representante de Boca La Causa en el frente que lleva a Macri a la presidencia en el 95. Siempre se caracterizó por ser un dirigente de bajo perfil y carácter poco conflictivo. De discurso conciliador y casi nula experiencia ejecutiva. Amigo personal de Niembro y con llegada entre los hinchas de Boca del interior por su actuación al frente de las peñas. Entre los jugadores, Barros Schelotto es su más cercana relación.
Cuando muere Pompilio, Ameal estaba a cargo del Departamento de Interior y Exterior.
Su inserción en la interna era casi nula y en los pocos meses de gestión de Pompilio su participación fue limitada. La torta grande la cocinaban el mismo Pompilio, Beraldi y Crespi. Nadie más. Tomó el mando e inmediatamente se reunió con Macri y todo parecía discurrir según lo que el hijo de Franco había planeado, pero poco a poco, a medida que se iba enterando de la situación real y de la necesidad de continuar escondiendo la mugre bajo la alfombra, se alejó cada vez más de la línea macrista, que había gobernado los últimos años. Pensó en tomar distancia de las cuentas turbias que empezaba a descubrir.
La nota, pese a la inevitable e indisimulable toma de posición personal, trata de ser objetiva en la descripción de los hechos, y si hacen caso omiso de los calificativos usados con los periodistas, todos merecidos y hasta benévolos, podría decirse que es imparcial.
Está basada en lo que releí en estos días, de crónicas escritas en distintos momentos en Página 12, La Nación, Clarín, Olé, varios blogs, la web oficial de CABJ y mi opinión sobre los hechos y personajes. Disculpen la extensión. Salute. KK
Ameal está timoneando el barco. Sus dotes de marinero son al menos dudosas. Pero, ¿cómo llegó hasta aquí?
Todo comenzó cuando desde el macrismo, se impugnó a Digón, justamente por no presentar a término los avales. Pompilio se autoproclamó presidente sin elecciones (no las había desde 1999) pero sus propios avales también eran discutibles. Allí apareció Ameal. Recordemos. Cuando Macri asumió en el 95 reformó el estatuto del club: limitó la reelección del presidente y el vice a un período en la seguridad que saltaría a la intendencia más pronto de lo que después sucedió. También incluyó una cláusula que exigía a los futuros candidatos a presidente y vice del club, que avalaran su futura gestión con el 10% del patrimonio neto de la institución, todo con aprobación de la Asamblea de Socios. Luego de triunfar con holgura en las elecciones de 1999, en el 2003 Macri se presentó a su re-reelección pero no hubo comicios porque Digón fue impugnado por la Junta Electoral por no tener los avales necesarios para acceder a la candidatura. Así, Macri-Pompilio extendieron su mandato sin preguntarle a las urnas.
A Macri la derrota en la ciudad le había dejado, como única alternativa a sus sueños de protagonismo público, mantenerse en el sillón de Boca y seguir en la vidriera política aún desconociendo los estatutos reformados en su gestión.
Ante esta “ilegalidad” , la oposición presentó un reclamo pidiendo la impugnación de la candidatura de Macri. La IGJ le hizo lugar, pero la Cámara Civil porteña dijo que Macri se encontraba habilitado porque los dos períodos que estipulaba el estatuto, debían computarse sin contar el primero, que fue cuando se reformó el reglamento del club. Un argumento demasiado similar al que esgrimió Menem cuando quería alcanzar su segunda reelección en el 99.
Esa decisión derivó en un pedido de juicio político para los jueces Degiorgis, Molina Portela y Moreno Hueyo. Los dos últimos renunciaron tiempo después de aquel pronunciamiento. Degiorgis fue acusado ante el Consejo de la Magistratura, además de por mal desempeño, por “cohecho” en un caso por una sucesión millonaria. Cuando estaba al borde de la destitución, Degiorgis también renunció y evitó el juicio político. Así llegan Macri y Pompilio, indisimulable partícipe y cómplice de estos enjuagues turbios, al 2007, nuevo año electoral en Boca.
Esta vez, Macri gana en la ciudad y le cede su lugar a Pompilio con quien a pesar de las peleas que tuvieron, hombres de negocios al fin, vieron que en una ruptura era más lo que tenían para perder que para ganar y se pusieron de acuerdo.
Las elecciones estaban acordadas para diciembre y de nuevo se volvió a impugnar al candidato de la oposición, por no disponer a tiempo de los avales. Así, con el mismo procedimiento usado por Macri, otra vez sin elecciones, Pompilio se autoproclamó presidente del club.
Pero los avales presentados por el propio Pompilio y los integrantes de su lista se habían formalizado fuera del término correspondiente, y los documentos no contaban con la firma de los directores, lo que los tornaba aún más irregulares.
Sumado a esto, Pompilio iba por su cuarto mandato, ya que había sido vicepresidente en los tres anteriores, lo que lo inhabilitaría para ser titular de Boca, según el artículo 60 del Estatuto.
Esto ya era sabido por Macri antes de irse del club, por eso fueron tan duras las discusiones por el puesto de vicepresidente 1º, quien sería el que se quedaría con el cargo de presidente, si prosperara la inhabilitación por el artículo 60 que impugnaría sólo a Pompilio y no sería necesario llamar a elecciones.
Según distintas versiones, había tres listas que se postularían para las elecciones que se llevarían a cabo a mediados del 2008. Una de ellas, con el apoyo de Macri, presentaría como presidente a Carlos Ben, secretario de Medios de la Nación, acompañado por José Beraldi como vicepresidente y se decía que DAM iba a ser el "gerente deportivo".
La segunda lista estaba encabezada por Pompilio, con el acompañamiento de Crespi y Buzio.
Y la tercera, ya como decidida oposición, postulaba a Digón, a quien se lo vinculaba con Bianchi.
Ante la posibilidad cierta de dispersar el voto oficialista y exponerse a una derrota y la consecuente revisión de las cuentas, luego de los fuertes encontronazos, Macri retiró su lista e impuso a Ameal como vice 1°, el puesto clave si Pompilio era inhabilitado después de asumir, y a casi todos sus secuaces en el resto de la lista.
Así el oficialismo se presentó con la fórmula integrada por Pedro Pompilio y Jorge Amor Ameal y completaron la lista el empresario Oscar Vicente (ex directivo de la empresa Pérez Companc), Daniel Angelici (hombre de confianza de Mauricio Macri), los dirigentes Juan Carlos Crespi, Carlos Ben y José Beraldi, entre otros. Ahí aparece nuevamente Ameal como figura conciliadora en la pelea.
Ameal se había iniciado en la política de Boca, en la agrupación Boca “La Causa”, fundada entre otros por Luis Conde en el 79. En la intervención al Club sucedida en los 80, Ameal estaba en la Comisión Directiva que se formó como gobierno de unidad para rescatar al club de la casi quiebra, aunque se retira junto a otros por disidencias con el presidente de turno. Es oposición de Alegre-Heller en la elección del 86 y vuelve como representante de Boca La Causa en el frente que lleva a Macri a la presidencia en el 95. Siempre se caracterizó por ser un dirigente de bajo perfil y carácter poco conflictivo. De discurso conciliador y casi nula experiencia ejecutiva. Amigo personal de Niembro y con llegada entre los hinchas de Boca del interior por su actuación al frente de las peñas. Entre los jugadores, Barros Schelotto es su más cercana relación.
Cuando muere Pompilio, Ameal estaba a cargo del Departamento de Interior y Exterior.
Su inserción en la interna era casi nula y en los pocos meses de gestión de Pompilio su participación fue limitada. La torta grande la cocinaban el mismo Pompilio, Beraldi y Crespi. Nadie más. Tomó el mando e inmediatamente se reunió con Macri y todo parecía discurrir según lo que el hijo de Franco había planeado, pero poco a poco, a medida que se iba enterando de la situación real y de la necesidad de continuar escondiendo la mugre bajo la alfombra, se alejó cada vez más de la línea macrista, que había gobernado los últimos años. Pensó en tomar distancia de las cuentas turbias que empezaba a descubrir.
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
no te zarpés, mirá que la mesa se reserva el derecho de admisión